VOCERRANTE (37)
Creer y reventar
Apertura (Sobre
“White ManSleeps II”, por KronosQuartet):
(Andante tranquilo)
“Las palabras vagan,
yerran, buscan. Van y vienen por ahí hasta que encuentran un refugio. En las
manos, en los ojos, en cualquier cosa que las rescate del olvido.”
(Raúl)
Este es el trigésimo séptimo programa de
VOCERRANTE.
Bienoídosy bienoídas.
Raúl
Habitamos dulces
mentiras. Crueles mentiras.
Dignas ficciones.
Falsas suposiciones.
Presunciones denegadas, suspiradas,
insidiosas, fatigadas…
Fantasías encumbradas.
Fábulas silenciosas.
Creencias ruidosas, fugaces o
permanentes.
Somos la ilusión de nuestros pasos.
Arrojados
a la intemperie, mientras andamos, nada ni nadie está más lejos de nosotros que
nosotros mismos. Para encontrar nuestra espalda hace falta recorrer todo el
planeta.
Creemos en algo porque necesitamos
refugios.
Ya sea
la descansada creencia en el destino, la miserable creencia en el infierno, o
la menesterosa creencia en el más allá… Siempre que tendemos un brazo sólo
hallamos distancia. Sólo hallamos distancia si buscamos llegar a un sitio, dar
con un lugar, en algún punto o momento de nuestra vida.
Es que por
más y más territorio que nos circunde, por más vastedades e infinitos, leguas y
leguas de silencio…
Siempre
estamos en la orilla.
Daniel
No hay lugar más lejano que el mapa.
Las costas, los meandros, los grupos
montañosos, el hilo de los ríos, el ancho de los valles… Sólo tienen sentido
como cruces de caminos.
Luego entonces aparece el nombre, y la
cita, y el recuerdo.
El lugar sólo aparece en el orden del
encuentro, no del hallazgo.
Del
encuentro con otro caminante.
Abrimos la boca para escuchar. No para
decir nada.
Abrimos
la boca para encontrar a alguien.
Y apenas
lo hallamos,no teniendo nada en común, porque ambos venimos de distintos
desiertos, de distintos destierros, nos damos una historia.
Raúl
Y al
contarnos una historia nos hacemos conocidos.
Nos
volvemos comunicantes.
Nos
hacemos comprensibles.
Conmensurables.
Afines.
Daniel
En la
lógica de la comunicación, primero es el relato, luego los nombres, luego la
abstracción o el secreto.
Las
primeras palabras se dicen a viva voz. Porque tratan de hacer que el otro al
que van dirigidas… vibre, se sacuda, suene el también con ese viento articulado
de cuerdas.
Raúl
Por el
contrario, en la lógica del poder, primero es la abstracción o el secreto,
luego el nombre, y más tarde el relato.
Porque
una a una las escenas, los recuerdos, las faenas de la lucha se van olvidando,
cristalizadas, inmovilizadas en normas.
Porque
uno a uno los quehaceres de todos cuantos intervienen en la confección de un
alimento, se van ignorando, emprolijados en cajones y canastas.
Porque
uno a uno los oficios de todas las manos que trabajan en un fin, se van
desmenuzando, desdibujando, desvaneciendo, optimizados por la marca del
producto.
Porque
las razones del poder ni siquiera exigen ser expuestas, explicadas o siquiera
discutidas, y se van normalizando, naturalizando, sistematizando e
instituyendo, exaltados por la eficacia de la gestión.
Daniel
Y
con eso, la palabra, el gesto, el viento articulado de las cuerdas, que alguna
vez pudo servir como reconocimiento, sus sucesivos despojamientos de piel, de
calor, de vida, de carne, acaban externándonos, cosificándonos, apartándonos,
escindiéndonos.
Raúl
Cocer
sin fuego.
Amar sin
compromiso.
Decidir
sin riesgo.
Gobernar
sin pasado.
Imprimir
palabras que no salen de la boca.
Palabras
que no buscan vibrar, hacer sonar un cuerpo.
Sino
precisamente silenciarlo.
Volverlo
de una tiza sólida y apelmazada.
Que no
tenga dentro ni fuera, ni cuerdas vibradoras ni caja de resonancia.
Daniel
Opacar todos los sonidos, como si
hubieran rellenado con cemento todo el interior de las campanas.
De forma tal que todo signo se acomode a
un solo cuento.
Que
todos los deseos se amolden a una sola satisfacción.
Que
todas las palabras nombren exactamente las mismas cosas.
Que todas las cosas sean una sola
institución.
Que no
haya otra fantasía que la de llegar a ser como el que manda.
Y en esa
identificación, envidiarlo, respetarlo y venerarlo.
Raúl En
el afán de quitarnos todo, aún también se apoderan del aire de la palabra.
Y con el
aire de la palabra pronuncian “belleza” y debemos representarnos a la actriz
candente de la última película de moda; pronuncian “verdad” y sólo debemos
atenernos a los resultados de una prueba en un juicio criminal; pronuncian
“historia” y sólo debemos considerar cosas viejas, superadas, vencidas o
deshechas; pronuncian “futuro” y sólo debemos esperar llegar a ser como ellos
son ahora. Por más que el ser ahora de ellos dependa en buena parte del no ser
de tantos otros
En
épocas de abigarramiento comunicacional, se construye una máquina de compresión,
de saturación y de equivalencias, donde nada ni nadie puede decir otra cosa que
lo que se espere oír.
Daniel
En
tiempos de innegable abundancia, donde miles de palabras, signos y maneras de
decir y transmitir se propagan todo el tiempo desde un punto al otro del
espacio; donde miles y miles de billetes pueden destinarse a los asuntos más
suntuarios como orinales de oro, los dividendos de un futbolista, los placebos
de un laboratorio, las islas artificiales en forma de planisferio de la costa
de Dubai… En tiempos de innegable abundancia, donde al menos la tercera parte
del dinero mundial no tributa ningún tipo de impuesto… .
Sólo se generan faltas, deudas,
ausencias y desprecios.
Raúl
Tecnologías
del yo, o lo que es lo mismo, de la soledad; éticas de la distinción, o lo que
es lo mismo, del distanciamiento; industrias de la publicidad, o lo que es lo
mismo, de la producción de escasez; ciencias de la empresa, o lo que es lo
mismo, de la gerenciación de las relaciones humanas; periodismo de la noticia,
o lo que es lo mismo, de la falta de sustrato; religiones de autoayuda, o lo
que es lo mismo, del egoísmo; políticas de resignación, aceptación y consuelo,
o lo que es lo mismo, de lo mismo…
Todo ello hace perder de los cauces de la
narración, las vías de la narración, los senderos de la narración. Aquello que
nos contamos para saber de nosotros. Aquello que nos contamos para que vaya
circulando el hilo de nosotros, en un tejido infinito, que nos encuentre en un
lugar que fundemos a tal efecto.
Daniel
Disciplinas promovidas que generan
ignorancia; industrias celebradas que producen escasez; economías autorizadas
que multiplican el hambre. Estrecheces de la comunicación que generan
distanciamiento; formas de conciencia que te vuelven inconsciente; visiones de
lo real sin siquiera simulación de consistencia…
Vivimos
una época paradójica.
Raúl
Fïjese
que dos de las palabras más usadas en cualquier producto o servicio, de
cualquier naturaleza, son “easy” y “fast”… Fácil y rápido.
Nunca el
mundo fue más complejo y nunca tuvimos menos tiempo para estudiarlo.
Daniel
Cuando el encuentro
no es con un otro, las palabras se encierran sobre sí, y continúa nuestro cada
vez mayor letargo en el desierto.
Raúl
Imagine
la noche oscura en la que Tycho Brahe identificaba a una estrella. La anotaba
puntillosa y detalladamente en su cuaderno, haciendo constar sus movimientos
aparentes.
Pues
bien, hasta que dos, por lo menos dos honrosos estudiantes no coincidieron en
su mirada con ella, y a través de ella, con la mirada de Tycho Brahe, esa
estrella podía tener nombre, pero no podía nombrarse.
Daniel
Por lo que el ansia. El ansia es la única
verdad de estas palabras. Que acuden desde el aire para alcanzar alguna boca.
Separador
Daniel
“Signo es cualquier cosa que pueda
considerarse como sustituto significante de cualquier otra cosa. En cualquier
otra cosa no debe necesariamente existir ni debe subsistir de hecho en el
momento en que el signo la represente. En ese sentido, la semiótica es, en
principio, la disciplina que estudia todo lo que puede usarse para mentir.
“Si una cosa no puede usarse para
mentir, en ese caso tampoco puede usarse para decir la verdad: en realidad no
puede usarse para decir nada.
“La definición de ‘teoría de la mentira’
podría representar un programa satisfactorio para una semiótica general"
Umberto Eco, “Tratado de Semiótica
General”.
Raúl
Hablemos entonces de las ciencias
fáciles. Las que ni tocan, ni elaboran, ni precisan, ni observan, ni analizan.
Las ciencias que dejan todo donde está.
Sin ver que dejar todo donde está es un
modo de intervenir en ello.
Las ciencias sin preguntas. Sin
molestias, rebeldías o preocupaciones.
Las ciencias fáciles en las que nos
piden creer a fin de no tener que demostrarnos nada.
Así ciertas teorías económicas, tan
eficaces para prever lo que ocurrió; ciertas certidumbre políticas, tan
eficientes para demostrar lo que no ocurrirá, ciertas expresiones de las
ciencias exactas, tan proclives a abstraerlo todo...
Las ciencias fáciles, en definitiva, que
aún persisten en la ingenuidad de pretender explicarlo todo, entenderlo todo, abarcarlo
todo, a fin de que la técnica derivada de ella, erigida sobre ella, lo domine
todo. Incluso a la ciencia.
Ya que no habría otro objetivo en la
ciencia que el objetivo de dominio.
Y por sobre todas las técnicas, la
ciencia fácil por excelencia, la misma ciencia del dominio conocida bajo el
nombre de una práctica:
El management.
Daniel
.”El management es un saber, el saber
del poder sin nombre que se desencadena sobre el planeta. Este poder anuncia el
reinado de la gestión.
“Management es hoy una palabra sin
patria y que quiere decir todo. Es una palabra muy vieja, de origen a la vez
francés, inglés e italiano; una mezcla de la tradición europea. Habla de la
casa, de la familia, de los enseres domésticos, pero también de las ceremonias
o de la manera de adiestrar a los caballos del picadero.
“El management es un instrumento
comparable al ejército y a las Administraciones de ayer. Involucra a los
individuos según la lógica de las cuatro funciones que resumían antaño la tarea
militar: organizar, coordinar, mandar, controlar.” (…)
“Esta contabilidad de cifras sin rostro
es un oscuro acontecimiento producido en la civilización, un drama sin palabras
(…)
“Tan opaca como el destino en la
tragedia antigua, la evolución que llevó a la gestión de todo es un rodillo
compresor. Rompe, tritura, a las civilizaciones debilitadas o rebeldes. Aplasta
el material humano para administrar sus fragmentos”. (…)
“Hoy ha aparecido la religión de la
empresa: todo desemboca en la empresa y todo procede de ella.”
Pierre Legendre, “Dominium Mundi”.
Primer
Tema: Only an expert – Laurie Anderson
Lyrics to Only An ExpertNow
only an expert can deal with the problem
Because half the problem is seeing the problem
And only an expert can deal with the problem
Only an expert can deal with the problem
So if there's no expert dealing with the problem
It's really actually twice the problem
Cause only an expert can deal with the problem
Only an expert can deal with the problem
Now in America we like solutions
We like solutions to problems
And there's so many companies that offer solutions
Companies with names like Pet Solution
The Hair Solution. The Debt Solution. The World Solution. The Sushi Solution.
Companies with experts ready to solve the problems.
Cause only an expert can see there's a problem
And only an expert can deal with the problem
Only and expert can deal with the problem
Now let's say you're invited to be on Oprah
And you don't have a problem
But you want to go on the show, so you need a problem
So you invent a problem
But if you're not an expert in problems
You're probably not going to invent a very plausible problem
And so you're probably going to get nailed
You're going to get exposed
You're going to have to bow down and apologize
And beg for the public's forgiveness.
Cause only an expert can see there's a problem
And only an expert can deal with the problem
Only an expert can deal with the problem
Now on these shows, the shows that try to solve your problems
The big question is always How
can I get control?
How can I take control?
But don't forget this is a question for the regular viewer
The person who's barely getting by.
The person who's watching shows about people with problems
The person who's part of the 60% of the U.S. population
1.3 weeks away, 1.3 pay checks away from homelessness.
In other words, a person with problems.
So when experts say, Let's
get to the root of the problem
Let's take control of the problem
So if you take control of the problem you can solve the problem.
Now often this doesn't work at all because the situation is completely out of
control.
Cause only an expert can deal with the problem
Only an expert can deal with the problem
Only an expert can deal with the problem
So who are these experts?
Experts are usually self-appointed people or elected officials
Or people skilled in sales techniques, trained or self-taught
To focus on things that might be identified as problems.
Now sometimes these things are not actually problems.
But the expert is someone who studies the problem
And tries to solve the problem.
The expert is someone who carries malpractice insurance.
Because often the solution becomes the problem.
Cause only an expert can deal with the problem
Only an expert can deal with the problem
Only an expert can deal with the problem
Now sometimes experts look for weapons.
And sometimes they look everywhere for weapons.
And sometimes when they don't find any weapons
Sometimes other experts say, If
you haven't found any weapons
It doesn't mean there are no weapons.
And other experts looking for weapons find things like cleaning fluids.
And refrigerator rods. And small magnets. And they say,
These
things may look like common objects to you
But in our opinion, they could be weapons.
Or they could be used to make weapons.
Or they could be used to ship weapons.
Or to store weapons.
Cause only an expert can see they might be weapons
And only an expert can see they might be problems.
Cause only an expert can deal with the problem
Only an expert can deal with the problem
Only an expert can deal with the problem
And sometimes, if it's really really really hot.
And it's July in January.
And there's no more snow and huge waves are wiping out cities.
And hurricanes are everywhere.
And everyone knows it's a problem.
But if some of the experts say it's no problem
And other experts claim it's no problem
Or explain why it's no problem
Then it's simply not a problem.
But when an expert says it's a problem
And makes a movie and wins an Oscar about the problem
Then all the other experts have to agree that it is most likely a problem.
Cause only an expert can deal with the problem
Only an expert can deal with the problem
Only an expert can deal with the problem
And even though a county can invade another country.
And flatten it. And ruin it. And create havoc and civil war in that other
country
If the experts say that it's not a problem
And everyone agrees that they're experts good at seeing problems
Then invading that country is simply not a problem.
And if a country tortures people
And holds citizens without cause or trial and sets up military tribunals
This is also not a problem.
Unless there's an expert who says it's the beginning of a problem.
Cause only an expert can deal with the problem
Only an expert can deal with the problem
Only an expert can deal with the problem
Only an expert can see there's a problem
And see the problem is half the problem
And only an expert can deal with the problem
Only an expert can deal with the problem
Acabamos de escuchar “Only an expert”, de y por Laurie
Anderson.
Daniel
Cuando John de Mandeville escribía su
“Libro de las Maravillas”; repleto de animales fantásticos, dragones, sátiros,
serpientes que prueban si los niños son o no hijos legítimos, bandadas de golondrinas
que llevan todas ellas una rama de olivo en el pico, el ave fénix que renace de
sus cenizas; tipos de humanos como el esciápode, de una sola pierna pero
enorme, con la que se tapan la luz del Sol, los que no tienen cabeza y tienen dos ojos en la espalda y la cara en
medio de los pechos, los que no tienen boca ni narices y en lugar de boca
tienen dos agujeros muy pequeños, los que no tienen lengua porque no hablan, o
con cuatro ojos, gigantes, o con el cuello tan largo como el de una grulla;
árboles que hacen harina, vino y miel… no lo hace como un mitógrafo o
recopilador de historias, sino como un cronista. Y en todos los casos despacha
sus maravillas indicando ser verdaderas y comprobadas.
Raúl
Mandeville podía dar
cuenta de todas esas criaturas y sucesos fantásticos, porque su descripción
coincidía con el sentido común de su época. Podía ser entendido desde la
cosmovisión de sus contemporáneos.
Estela
Pérez Bosch, catedrática en filología de la Universidad de Valencia, llama la
atención respecto a la edición y distribución conjunta de este “Libro de las
Maravillas” de Mandeville y del “Libro de las Maravillas” de Marco Polo,
viajero real, de quien por otra parte, toma su título, por cuanto el primero
debió circular como obra de fantasía, en cambio el segundo era tenido por la
crónica de un viaje real. Así, expone que “el fingido viaje de Mandeville
llegó a ser una obra muy apreciada y
valorada como una especia de ‘geografía al uso’. Fue bienvenida tanto entre
viajeros y peregrinos con afán de conocimiento práctico, como entre eruditos e
intelectuales más inclinados a un conocimiento teórico del mundo.”
El
efecto real era posible merced a su engarce perfecto con lo que se tenía por
real por parte de aquellos peregrinos, eruditos e intelectuales. En contraste,
indica la filóloga: “Marco Polo es el primer viajero real que describió y
atravesó Asia, rebasando incluso los límites conocidos, que cruzó las estepas
mongolas y los desiertos de Persia hasta llegar a la China; precisamente por
eso, por desatender los límites concebibles para tradición culta y escrita, el
relato de sus periplos fue leído como un conjunto de fábulas”.
Daniel
¿Qué es
una mentira, entonces, qué es un engaño?
Mentira
es aquella afirmación que haciendo uso de un código aceptado, finge o funge
algo que no es.
¿Pero es
mentira decir algo que no es cuando está siendo a pesar de no saberlo?
¿Es
mentira decir algo que creemos que así es, cuando no lo es, al menos de esa
forma?
Hacen
falta por ende tres elementos para la mentira: El factor objetivo de que la
cosa o el hecho no sean o no hayan sucedido tal como se los representa en una
afirmación; el factor subjetivo, de que quien realiza esa afirmación conozca
esta disociación con lo real, sepa que está mintiendo; y por supuesto también
el factor de sustento, el código común, que lo haga pasible de ser.
Engaño, por su parte, es un paso más
en esa composición: Un engaño es ya la manipulación del código. Cuando el mismo
índice de verosimilitud se encuentra trastocado, a sabiendas de su falsedad.
De este
modo llegamos a la proliferación de la ciencia fácil, de la ética fácil, del
gobierno fácil, como consecuencia de la manipulación del código de lo real.
Saber el
modo en que podemos ser engañados, saber los modos en los que hemos sido
engañados eficazmente, nos marca el daño que pueda tener nuestro sistema de
referencias, el daño que pueda tener nuestro código de consenso.
En “El
impostor inverosímil Tom Castro”, Jorge Luis Borges relata un engaño basado en el trastocamiento del
código de reconocimiento de una persona, en orden a la voluntad de otra de no
aceptar la verdad.
Daniel
“Tichborne era una esbelto caballero de
aire envainado, con los rasgos agudos, la tez morena, el pelo negro y lacio,
los ojos vivos y la palabra de una precisión ya molesta; Orton era un palurdo
desbordante, de vasto abdomen, rasgos de u a infinita vaguedad, cutis que
tiraba a pecoso, pelo ensortijado castaño, ojos dormilones y conversación
ausente o borrosa. Bogle inventó que el deber de Orton era embarcarse en el
primer vapor para Europa y satisfacer la esperanza de Lady Tichborne,
declarando ser su hijo. El proyecto era de una insensata ingeniosidad. Buscó un
fácil ejemplo. Si un impostor en 1914 hubiera pretendido hacerse pasar por el
Emperador de Alemania, lo primero que habría falsificado serían los bigotes
ascendentes, el brazo muerto, el entrecejo autoritario, la capa gris, el
ilustre pecho condecorado y el alto yelmo. Bogle era más sutil: hubiera
presentado un káiser lampiño, ajeno de atributos militares y de águilas
honrosas y con el brazo izquierdo en un estado de indudable salud. No precisamos
la metáfora; nos consta que presentó un Tichborne fofo, con sonrisa amable de
imbécil, pelo castaño y una inmejorable ignorancia del idioma francés. Bogle
sabía que un facsímil perfecto del anhelado Roger Charles Tichborne era de
imposible obtención. Sabía también que todas las similitudes logradas no harían
otra cosa que destacar ciertas diferencias inevitables. Renunció, pues, a todo
parecido. Intuyó que la enorme ineptitud de la pretensión sería una convincente
prueba de que no se trataba de un fraude, que nunca hubiera descubierto de ese
modo flagrante los rasgos más sencillos de convicción. No hay que olvidar
tampoco la colaboración todopoderosa del tiempo: catorce años de hemisferio
austral y de azar pueden cambiar a un hombre.
“Otra razón fundamental: los repetidos e
insensatos avisos de Lady Tichborne demostraban su plena seguridad de que Roger
Charles no había muerto, su voluntad de reconocerlo.”
Jorge
Luis Borges, de “La Historia Universal de la Infamia”, “El impostor inverosímil
Tom Castro”.
Raúl
¿Pero qué ocurre cuando el engaño es
colectivo?. Nos habla acerca de un trastocamiento del código social de
reconocimiento, no del meramente individual. Robert Proctor, epistemólogo de la
Universidad de Stanford, acuñó muy recientemente (año 2005) el término
“agnotología” para referirse al estudio del modo de construcción social de la
ignorancia.
Prestar atención a los casos de engaños
colectivos exitosos, puede darnos pistas acerca de nuestros códigos de
reconocimiento, pretendidamente modernos y despojados de intereses.
Un caso de este tipo, es el del
increíble, pormenorizado y distinguido caso del “cronovisor”, que movilizó a en
la segunda mitad del siglo pasado a por lo menos tres servicios de
inteligencia; y el del delirante y tragicómico asunto de los visitantes del
planeta “Ummo”, acerca del que todavía se editan libros aún en esta década (uno
de ellos, con tirada de miles y miles de ejemplares, de un autor best seller
internacional, Juan José Benitez, “El hombre que susurraba a los ummitas”, es
del 2007).
Hablamos del “Cronovisor” y de Ummo.
Encontramos en ellos paralelismos
con las ciencias fáciles, la programación neurolingüística, la cienciología, el
éxito de publicaciones como “El Secreto” y una general relajación pública
respecto de la prescindencia del trabajo en la generación de valor y en la
generación de conocimiento. Las manos quedan relegadas de todas indagación.
Sólo la cabeza. La historia es mera imagen o representación. O mero vínculo de
autoridad y secretismo. Las dos increíbles sagas se revierten sobre sí mismas y
culminan en la aceptación del absurdo como complot, buscando el modo de
insistir ad hoc frente a todos los embates de la sensatez.
Daniel
El fin del panóptico augura el fin de la era del
compromiso mutuo: entre supervisores y supervisados, trabajo y capital, líderes
y seguidores, ejércitos en guerra. La principal técnica de poder es ahora la
huida, el escurrimiento, la elisión, la capacidad de evitar el rechazo concreto
de cualquier confinamiento territorial y de sus engorrosos corolarios de
construcción y mantenimiento de un orden, de la responsabilidad por sus
consecuencias y de la necesidad de afrontar sus costos”.
BAUMAN, Zygmunt “Modernidad
Líquid”", Primera Edición en español – 2003 –).
Raúl
Ya sea la descansada creencia en el destino, la miserable
creencia en el infierno, o la menesterosa creencia en el más allá… Siempre que
tendemos un brazo sólo hallamos distancia. Sólo hallamos distancia si buscamos
llegar a un sitio, dar con un lugar, en algún punto o momento de nuestra vida.
Es que
por más y más territorio que nos circunde, por más vastedades e infinitos,
leguas y leguas de silencio…
Siempre estamos
en la orilla.
Estrechar
una mano es el único de modo de llegar al otro lado.
Cierre
(Sobre
“L´inverno” Segundo Movimiento – Antonio Vivaldi, por IlGiardinoArmonico):
(Lento - Grave)
“Siguen vagando las
palabras, criaturas del aire, harinas de tiempo, hurgando por las cuerdas, y
los labios y la boca, para vibrar de nuevo.”
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