Orígen de Rosagrís

Revise todos los manuales, diccionarios enciclopédicos y atlas mundiales. No hallará ninguna bandera nacional que entre sus colores ostente ni el rosa ni el gris.

De tal forma, que decidimos confeccionar la bandera Rosagrís, que por otra parte posee el orgullo de ser al mismo tiempo la primera bandera doble faz. De una cara es rosa (el palito o “asta” a la izquierda) y de la otra es gris (el palito o “asta” a la derecha).

Esta bandera es a partir de entonces, la bandera de Rosagris: La Nación que faltaba. Y de hecho, en caracteres dorados, entre una y otra faz, reza: “The country that was needed” en el latín moderno norteamericano).

Esta Nación no posee territorio, ni gobierno ni población. Se trata de una anarquía constitutiva e irrenunciable.

Sin embargo, tiene objetores.

Me explico: Nadie, ni usted, ni su perro ni su locomotor sienten ningún tipo de orgullo por no ser naturales de Suavilandia, Brancosia, Trebuma o Karetchu. En cambio, existimos personas verdadera y fervientemente orgullosas de no ser ciudadanos de Rosagrís. Precisamente estas personas objetoras de su carácter de ciudadanas de Rosagrís, son las únicas de las cuales puede predicarse su carácter de “rosagrises”. De allí que el padre fundador de esta Nación sea el mismísimo Hegel (véase La Lógica).

Rosagrís también posee un héroe nacional: El falso general Trapisondae, quien dirigía un ejército inexistente, con el cual no libró ninguna batalla, en cada una de las cuales no resultó jamás vencedor, pero de cuyas preparaciones hay abundante material estratégico. Posee asimismo un padre espiritual, el falso hermano Lacimo, absoluto no creyente, del que se cuenta que no redactó jamás el sincretismo racionalista que se le arroga, ni indicó en momento alguno no ser quien decía ser, a pesar de lo cual existen numerosas versiones de lo uno y de lo otro.

¿Quiere usted también objetar su ciudadanía?. Sea un objetor más de Rosagrís, un país que sólo posee relaciones internacionales, incluso entre sus propios nacionales, e incluso respecto de cada nacional consigo mismo.

De allí que posea también su goleador: Alexander Barujamen, guardabarreras del equipo, quien equivocó los asaltos y su ubicación en la cancha, así como el juego al que se estaba jugando en el momento en que dejó pasar las pelotas por entre sus manos.

Entregaremos pasaportes a todo aquel que proteste su ciudadanía en el atrio.

jueves, 31 de octubre de 2013

Igualdades o Abstracciones

Igualdades o Abstracciones
 Raúl Alberto Ceruti
I.

Para los habitantes de Sanatoria, todos somos iguales. En la medida en que tenemos órganos intercambiables, en la medida en que nuestros cuerpos pueden ser absolutamente abstraídos en su anátomofisiología, o en su anátomopatología. Así, despedazados y más o menos acomodados sobre la mesa quirúrgica, nada hay que nos distinga. De allí que todos seamos fungibles, reemplazables, consumibles, y en el mejor de los casos, longevos.


II.

Para los habitantes de Liberalia, todos tenemos las mismas oportunidades. Pero para aspirar a lo mismo.


III.

Para los habitantes de Modernia, todos tenemos los mismos derechos. Pero hay quienes se saben vender mejor que otros, y consecuentemente saca mayor provecho de los derechos. A estos sujetos, sumamente vendibles, les resulta llamativamente extraño que no todos quieran ser como ellos, por lo que creyendo hacerles un favor, los ponen en el mercado.


IV.

El individuo y el colectivo tienen la misma unidad: El soberano mito del yo. 
En Rosagrís bregamos por la eliminación vía dispersión y diversificación, del yo.
A fin de alcanzar al menos una de las características de Pluralia: Aspirar a la igualdad por multiplicación de las posibilidades.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Costos y merecimientos

Contabilidades.

Raúl Alberto Ceruti

I.
En Sobrandia se hace un balance entre el costo que le supuso a cada trabajador haber realizado la tarea asignada durante un periodo dado de tiempo, y el merecimiento del sueldo correspondiente; de forma tal que cuando el costo no es suficiente, el sueldo no se paga.
En Subrandia se hace un balance entre la ganancia que le supuso a cada empleador haberse realizado la tarea asignada a sus trabajadores durante un periodo dado de tiempo, y el mérito que en consecuencia corresponde reconocerle en ella a aquellos; de forma tal que cuando la ganancia no es suficiente, el sueldo no se paga.
En Sebrandia se hace un balance entre el merecimiento de la ganancia y el costo del sueldo; de forma tal que si el merecimiento no es suficiente, el sueldo no se paga.
En los tres, sin embargo, se fomenta el consumo, y tal parece que el sueldo o remuneración pertenece a la categoría de un consumo a adquirir por el trabajador, más que a un derecho que le corresponde en tanto tal. Por lo que si no le alcanzan sus haberes para lograr su adquisición, nada impide que se le niegue su entrega.


II.
Veinte pesos en la ciudad de Mucho equivalen a veinte centavos en la ciudad de Poco. Una persona que venda veinte centavos de Poco podrá ganar veinte pesos en Mucho. Una persona que venda veinte pesos de Mucho perderá diecinueve pesos y ochenta centavos en Poco. Si Jacinto fabrica chupetines a un costo de veinte centavos cada uno en Poco, los puede vender en Mucho a veintiún pesos, y con la diferencia fabricar cinco chupetines más. Y para sostener esa ganancia, deberá impedir que ningún consumidor de Mucho compre en Poco, y que ningún trabajador de Poco cobre en Mucho. De allí la necesidad de las fronteras entre los Estados para el mercado cambista.

III.
Los precios de un producto aumentan debido al alza de la demanda, ya que habiendo menos para más demandantes, cada unidad del producto tendrá un valor mayor.
Los precios de un producto aumentan debido también a la baja de la demanda, ya que habiendo más para los oferentes, cada unidad del producto deberá resarcir la inversión realizada.
Los precios de un producto aumentan debido también al alza de la oferta, ya que habiendo más productos comenzarán a circular, multiplicándose su valor en cada venta.
Los precios de un producto aumentan debido también a la baja de la oferta, ya que habiendo menos productos, se los atesorará, multiplicándose su valor a medida que no se venda.
De allí que el mercado se autorregule, buscando siempre mantener el equilibrio de quienes mandan y quienes obedecen.  


jueves, 29 de agosto de 2013

De los deberes de la desobediencia.
Raul Alberto Ceruti


La aldea de Pom era asediada por las tropas de Glantor. 
Siendo Pom tributaria de Excelsior, el Señor de Rujan, Prior de Excelsior, envió su ejército a defenderla.
Trentor y Cálux, cuyas vidas dependían del ejército de Rujan, que habían sido criados en el ejército de Rujan, desertaron de sus filas frente a las puertas de la aldea de Pom que aún no se rendía frente a Glantor.
Layna, única hija de Lyamnor, el patriarca de Pom, del que era sus piernas, sus ojos y sus oídos desde que él envejeciera, aún contra la orden explícita de no dejarlo, ni al palacio que habitaban, abandonó a ambos para enfrentarse a las tropas de Glantor en cuanto atacaran definitivamente la aldea.
Layla encontró a Trentor y a Cálux durante sus respectivas huidas. Ellos la engañaron indicándoles ser una patrulla de reconocimiento, en misión peligrosa consistente en alcanzar el nudo de las fuerzas de Glantor, a unos kilómetros de Pom, para lo cual ella solicitó prestar ayuda.  Así fue que los tres se alejaron de Pom, y en medio de un desierto de troncos amarillos, fueron convocados por Álgir, el mago de las cercanías y distancias.

Álgir sonrió cuando los vió juntos:
"Me alegro de verlos aquí, rebelándose a sus mandatos naturales. De otra forma, una vez que el ejército de Rujan hubiera liberado a Pom, como lo hicieron, y les dieran vía libre para saquearlo todo, Lyamnor te hubiera entregado a tí, Layna, a su brutalidad de los soldados, sólo para garantizarse el trato de alto dignatario, y para mantener sus derechos. Y a ustedes, en medio de la confusión, les hubiera tocado deshonrarla."
Y agregó:
"Los mandatos antiguos son buenos para mantener las más acendradas desigualdades. Las órdenes sólo deben cumplirse cuando todas las demás alternativas presenten consecuencias peores."

martes, 9 de julio de 2013

Prohibiciones y Derechos I

Uno solo.

Raúl Alberto Ceruti

I

En Ojum, comarca de Roppal, sólo existe una prohibición.Ninguno de sus súbditos sabe cuál es, aunque la pena es de muerte. 
Cada tanto ocurre que el Primer Numeral ejecuta a alguien. No se indica la falta, a fin de no develar el secreto de la única prohibición.
"Es maravilloso vivir en Ojum", cuentan todos los naturales con los que te cruces. "Sólo tenemos una prohibición", explican después.


II

En Tropel, comarca de Shurgam, sólo existe un derecho. El monarca Absoluto no sabe cuál es, aunque está obligado a respetarlo bajo obligación de abdicar. Cada tanto ocurre que alguno toma el palacio y se coloca en el lugar del monarca. No se indica a través de qué camino se reclama esa legitimidad, a fin de no revelar el secreto del único derecho.
Pero los súbditos cada vez que esto ocurre, sustituyen a ese derecho por otro inmediatamente de establecido un nuevo monarca.

domingo, 28 de abril de 2013

Cadena de mando

Cadena de mando
Raúl Alberto Ceruti


¿Cuántos eslabones tiene una cadena de mando?
Roforso IIIº quizo responderse esta pregunta, y puso en marcha una orden: "Saque eso de ahí", señalando el rayo de luz que entraba por la ventana.
Inmediatamente se convocó al Consejo de Sabios que ordenó despejar las habitaciones del palacio, a fin de permitirse ver lo que debía sacarse.
Los Ministros y Secretarios  removieron todos los muebles, los objetos y las advertencias. Las ventanas refulgieron entonces de paisajes.
Pero, por el hueco vacío se dejaba ver desde el trono el rayo de Sol que atravesaba el Salón Real.
Inmediatamente, el Ejército se encaminó hacia la fuente de tal molestia. Sus partes de guerra indicaban que apenas alcanzaban el Sol, el Sol se ocultaba por el horizonte. 
Hubo quienes colocaron montones de piedras sobre el camino que atravesaba el haz de luz. 
Hubo quienes con las piedras levantaron una enorme muralla de espejos.
Hubo quienes excavaron nueve pozos a fin de que todos los reflejos se cayeran.
Hubo quienes tejieron y lanzaron un enorme manto sobre el día.
Hubo quienes apuraron a la noche con ropas de dormir sobre el manto.
Hubo quienes lanzaron saetas para agujerear las claridades.
Hubo quienes inundaron de hormigas los alrededores del Palacio.

La cadena de mando, cuando la orden es absurda, no tiene límites. Continuará siendo ejecutada por los siglos de los siglos, aún cuando ya nadie recuerde para qué se dictó.



Uno de los criados dispersó con el plumero el polvo acumulado por los trabajos, y Roforso pestañeó. 
Al pestañear, Roforso cayó en la cuenta de que de ese modo la luz ya no le molestaba.


Babel.

               Raúl Alberto Ceruti

        Fue una de las más grandes explosiones que hubiéramos jamás escuchado. Una enorme confusión provocaron los gritos, las alarmas y las voces de apremio, sorpresa y alerta que recorrieron entonces la ciudad, desde el centro hasta el sitio más alejado de sus periferias.
          Acababa de hacer erupción, una erupción brutal, violenta, rutilante el Volcán de la Comunicación.
          Entonces ocurrió una enorme, generosa y triunfal distribución de palabras. Cada uno hizo un paquete con las que pudo ir recogiendo, y no se cansaba de mirarlas, pronunciarlas y repetirlas para sí y para todos.
       Esas palabras graves, encerradas durante tanto tiempo en el magma del centro de la tierra; esas palabras con Mayúsculas, porque nadie las había visto fuera de sus dominios particulares, aparecían detrás de una manzana, o dándole pequeñas vueltas a un hilo. 
          Así, en la sopa de letras de Rosagrís, podías encontrarte a la Verdad, formada por cuatro fideos dedalitos. Y compartíamos el mate con algunas migas de Justicia en el pan.

lunes, 18 de marzo de 2013

Poder en alza

I

Un transeúnte puede salvarte la vida. Si te caes en la calle, puede levantarte, socorrerte, llevarte a la guardia de un hospital. Una desconocida puede cambiarte la vida. Si te cruza en la calle, puede saludarte, reconocerte, y enamorarte.
Un maestro puede salvar la vida de sus alumnos. Una enfermera, la de sus pacientes. Un amigo la de los suyos. Un músico puede alegrar las almas. El sacerdote de la cuadra puede entender y abrazar. El oficial de guardia puede recibir a todos con un mate. El cadete puede acelerar los trámites de todos.

Pero a medida que van teniendo más poder, deben mandar a otro. O deben escribir cómo debe ser mandado otro. Hasta que ya no pueden ni servirse ellos mismos una taza de café.
Por último, sólo habitantes del pequeño rincón del símbolo que ostentan, todo lo que pueden hacer es saludar moviendo su mano en un ángulo estrecho.


II
Drovaldi dijo que en cuanto lo nombraran capitán, sería él quien sin aceptar limitaciones ni advertencias, finalmente conquistara la victoria con sus hombres.
La guerra continuaba, y con ella se hacía cada vez más difícil el comercio del puérrego, por lo que su valor alcanzaba a diario cifras nunca alcanzadas.
Por eso nunca nombraron capitán a Drovaldi.


III
Quien tiene el poder mayor es aquel que haciendo menos puede cambiar más. Pero ocurre que damos más poder al que le costaría muchísimo cambiar las cosas que lograron precisamente que le dieran más poder. Así que lo veremos realizar grandes e importantes gestos, presentaciones, prestidigitaciones e ilusionismos. Cuando bastaría apenas con ser sincero.



IV
¿Haber peleado, insistido, mejorado, aprendido, trabajado toda la vida para llegar al punto máximo de cualquier jerarquía y encontrar que todo lo que puede decidirse desde allí sólo tiene que ver con el cuidado y el cultivo de la propia imagen?


miércoles, 27 de febrero de 2013

Vergüenza y completitud

Vergüenza y completitud.

A fin de no recordarnos nuestra mortalidad, confinamos a los muertos a un recinto protegido por densas y pesadas paredes.
A fin de no recordarnos nuestro envejecimiento, disponemos de lugares a donde a los viejos una vez sustraídos de sus hogares, los mantengan a distancia.
A fin de no recordarnos nuestras debilidades, ubicamos, clasificamos y establecemos patologías de internación (llamadas curiosamente "hospitalarias" o  "resocializadoras").

En fin, que nos da vergüenza no ser perfectos, no sostener la noción de perfección en todos los ámbitos y en todos los tiempos de nuestra vida.Y en su sustitución, nos armamos de estructuras.
Pero ya no existen normas que duren más tiempo que el promedio de vida personal, ni siquiera del promedio de vida de una generación.
Y las instituciones sólo son ropajes, vendas, corazas. Cáscaras para hacernos olvidar que somos seres de tiempo.
La lógica de los sistemas que ahora intenta atravesarlo todo, no acepta "inputs" que no estén perfecta, concreta y exhaustivamente previstos, y a uno solo y prefijado fin o función determinada. El resto es de segunda mano, es "outlet", es "defectuoso". Defectuoso por distinto o por desafiante (casi lo mismo).
Nuestra condición humana es la imperfección. Imperfección que permite abrir abanicos de libertad y de diversidad.
Todo un género cuasifilosófico, cuasimístico, cuasiesotérico de la autoayuda, del perfeccionamiento, de la competencia, nos profundiza al mismo tiempo la soledad y la vergüenza.
El mandato del "yo" nos abandona a un desierto. En el que no hay nada que esperar ni que buscar, sino nuestros propios "espejismos".
Si estamos solos, sí, evidentemente, somos incompletos. Si nos consideramos o pretendemos considerarnos como modelos, somos incompletos.
Únicamente podemos llegar a completarnos con los otros.
Buscar la completitud en una norma, en un mandato o en una institución, no solo nos trae más ocasiones de vergüenza, sino que además nos aleja del abrazo. Y nos hace perder tiempo.

Si no hay eternidad sino sólo en los momentos de cruces de miradas, de silencios compartidos, de trazos en el otro y desde el otro, entonces ni la norma ni la institución son entidades reales, siendo reales sólo los equívocos a que sus potencias descargadas dan lugar sobre los cuerpos.
Entonces, el Derecho no es real. Sólo son ciertos los derechos, como sitios de la espera y movimientos de exploración, indagación, preocupación y aventura.

El verdadero desafío jurídico es alcanzar la identificación de derechos y deseos. No de las expresiones de deseos, sino de los deseos. Despojarnos de la retórica de, por ejemplo, el "derecho a la vida", para reemplazarlo por "el deseo de vivir", reconociendo libertades, no propiedades; reconociendo verbos, no categorías; celebrando luchas, no sometimientos.

martes, 22 de enero de 2013

Lenguaje y plusvalía.

Raúl Alberto Ceruti


El trabajo es la única mercancía que genera valor de cambio más allá de su valor de uso.
El lenguaje es una semiótica que genera significados más allá de sus significantes. Pero cuidado que hay grupos de codificadores que ansían quedarse con esta riqueza de significados (valor de cambio), a costa de la absorción y usurpación del tiempo semiótico, manteniendo a los significantes en uno o dos carriles de exposición (valor de uso sostenido en el pensamiento binario). Así, estos codificadores se garantizan que cualquier modificación en los signos deba ser generada por ellos.
Las reducciones de significantes a sostener un solo significado devienen normas. Las normas, por ende, empobrecen nuestro mundo.
Pero como el significante continúa teniendo multiplicidad de significados, lo que se pretende a través de la detención de ese circuito infinito de remisiones, diversificaciones, ramificaciones y yuxtaposiciones (valor de cambio), es practicar la sumisión del valor de uso.
Donde hay intento de sumisión es porque de alguna forma se está ejerciendo poder no participativo. 
Cuanto más explícito es un lenguaje, cuando más determinado y preciso, menos posibilidades de creación, interpretación y crítica sustenta.
A fin de dejar reservadas tales posibilidades a unas pocas clases o élites, se llega al extremo de expresar en fórmulas hasta las propias actividades lúdicas o artísticas, produciendo así los fenómenos identificados como de "música comercial" o "literatura pasatista" o "cine shampoo".
Se le otorga al lenguaje, en tales condiciones, sólo el valor de cambio necesario para reproducir la comunicación utilitaria (consumo), atesorando los codificadores el resto (producción).
Si es explícito, es fácil (no simple, sino fácil), si es fácil es entrópico (no divertido, sino entrópico), y si es entrópico es pérdida de energía creativa (de energía, no de orden).
En Rosagris intentamos estar atentos a cualquier bombardeo de música pegajosa (pegajosa, no recordable), frases cómodas (cómodas, no sencillas) y escenas de obscena literalidad (literalidad, no claridad), con la que los poderosos intentan acotarnos el mundo del pensamiento, la reflexión, el juego y el arte.

VIVA LA POLISEMIA es uno de los estribillos posibles de nuestro himno.

miércoles, 9 de enero de 2013


Sátira e Ironía.
Raúl Alberto Ceruti


            Existe en el humor distancia o cercanía, recohazo o encuentro, comodidad o esfuerzo.
            El humor puede expulsar o reunir, asentir o romper, conservar o sacudir.
El humor, como todo gesto, se hace de uno a otro, de unos a otros, de un lugar a otro.
Y hay lugares de superioridad y lugares de horizontalidad. Desde un nivel superior, autocomplaciente, puede despacharse la ironía.  Desde un nivel horizontal, problemático, puede esgrimirse la sátira.
Si hay la risa burlona de la desgracia ajena, la ironía es la conciencia de la propia, consistente en la renuncia de autenticidad, de búsqueda, de encuentro, de compañía.
Si hay la risa de la alegría derramada, la sátira es la conciencia de la confianza colectiva, consistente en la afirmación de identidad, del ansia de cambio, de ser en los otros.
Cuando la risa busca complicidad hacia arriba, en el manejo de códigos o liviandades o posiciones de privilegio, la ironía se acomoda. 
Cuando la risa busca compañía hacia alrededor, en el manejo de reconocimientos o debilidades o posiciones de solidaridad, la sátira se sobrepone.
La ironía, administrada desde el poder, se arrastra allí donde la sátira se incorpora. Y se esconde allí donde la sátira se enseñorea.
La sátira, derramada desde el borde de las víctimas, se dispara victoriosa donde mugen las risillas. Y se enciende desafiante donde los silencios aprisionan.
La ironía se dicta desde el desengaño. La sátira se lanza desde la reivindicación.
La ironía en el lugar de la resignación, desestima cualquier deseo. La sátira, en el centro de la voluntad, levanta los senderos de la esperanza.
Cuando ante la vista de cualquier miseria alguien se ríe, el Comando del Humor se moviliza, para dejarlo solo. A fin de que la risa se ahueque y caiga sobre sí. A fin de que se doble y suplique por las migas de un gesto. Una risa que se alarme y que sea casi un grito. Un grito que rebuzne y se transmute en sátira.
Cuando no hay exclusión ni elite ni grupo de poder, la ironía es sólo un eco en la montaña.
Cuando no hay exclusión ni elite ni grupo de poder, la sátira danza por los bosques.