Orígen de Rosagrís

Revise todos los manuales, diccionarios enciclopédicos y atlas mundiales. No hallará ninguna bandera nacional que entre sus colores ostente ni el rosa ni el gris.

De tal forma, que decidimos confeccionar la bandera Rosagrís, que por otra parte posee el orgullo de ser al mismo tiempo la primera bandera doble faz. De una cara es rosa (el palito o “asta” a la izquierda) y de la otra es gris (el palito o “asta” a la derecha).

Esta bandera es a partir de entonces, la bandera de Rosagris: La Nación que faltaba. Y de hecho, en caracteres dorados, entre una y otra faz, reza: “The country that was needed” en el latín moderno norteamericano).

Esta Nación no posee territorio, ni gobierno ni población. Se trata de una anarquía constitutiva e irrenunciable.

Sin embargo, tiene objetores.

Me explico: Nadie, ni usted, ni su perro ni su locomotor sienten ningún tipo de orgullo por no ser naturales de Suavilandia, Brancosia, Trebuma o Karetchu. En cambio, existimos personas verdadera y fervientemente orgullosas de no ser ciudadanos de Rosagrís. Precisamente estas personas objetoras de su carácter de ciudadanas de Rosagrís, son las únicas de las cuales puede predicarse su carácter de “rosagrises”. De allí que el padre fundador de esta Nación sea el mismísimo Hegel (véase La Lógica).

Rosagrís también posee un héroe nacional: El falso general Trapisondae, quien dirigía un ejército inexistente, con el cual no libró ninguna batalla, en cada una de las cuales no resultó jamás vencedor, pero de cuyas preparaciones hay abundante material estratégico. Posee asimismo un padre espiritual, el falso hermano Lacimo, absoluto no creyente, del que se cuenta que no redactó jamás el sincretismo racionalista que se le arroga, ni indicó en momento alguno no ser quien decía ser, a pesar de lo cual existen numerosas versiones de lo uno y de lo otro.

¿Quiere usted también objetar su ciudadanía?. Sea un objetor más de Rosagrís, un país que sólo posee relaciones internacionales, incluso entre sus propios nacionales, e incluso respecto de cada nacional consigo mismo.

De allí que posea también su goleador: Alexander Barujamen, guardabarreras del equipo, quien equivocó los asaltos y su ubicación en la cancha, así como el juego al que se estaba jugando en el momento en que dejó pasar las pelotas por entre sus manos.

Entregaremos pasaportes a todo aquel que proteste su ciudadanía en el atrio.

jueves, 27 de octubre de 2011

Cómo tomar té

Antes que determinar cualquier tipo de política particular o general, antes que enumerar las series temáticas o las bases apriorísticas o argumentales sobre las cuales llevar a cabo el debate o las negociaciones, es necesario saber cómo tomar té.
En Rosagrís, la labor legislativa fundamentalmente consiste en sentarse a tomar té.
El agua suficientemente caliente, las hebras finas, suaves y crujientes. El azúcar preferentemente rubia. El humo de la taza debe ser denso, cálido y blanquecino. Las cucharitas apenas si tienen que sonar en el interior de las tazas.
Y sobre todo el silencio, preferentemente con una ventana contemplativa.

lunes, 24 de octubre de 2011

Molestias en las puertas de Palacio

Un grupo numeroso de manifestantes irrumpieron en horas de la noche en el día de ayer frente a las escalinatas del Palacio Mayor de Rosagrís, que ostentaba un enorme cartel "ya volvemos" de una de sus torres.
Al grito común y constante de "¡Queremos someternos!, ¡Queremos someternos!..." daban la vuelta manzana respetando los semáforos y acompañando a las personas mayores a cruzar la calle.
Alguno que propuso la idea de encadenarse a los pasamanos de la escalera fue inmediatamente reducido a su libertad por los compañeros que entendían que podía ser considerado un hecho ilícito.
Los "sometibles", así es como se dieron en llamar a través de sus declaraciones e inscripciones votivas, reclamaban normas para la dirección de la protesta, normas para la toma de la calle y de las escalinatas, normas para la efectiva realización de sus pedidos, y específicamente solicitaron cortez, suave, perfecta y pormenorizadamente ser alguna vez atendidos por sus gobernantes, quienes se limitaban a salir del territorio nacional sin dirigirles una sola palabra.
Todo ocurría con absoluta serenidad hasta que uno de los sometibles avanzó hacia la puerta al tiempo que alguien se retiraba del Palacio con aire displicente.
"No tengo nada que aclarar" - indicó, rematando con "No negociaremos con quienes se nos subordinan. Cualquier arreglo al que lleguemos será considerado como una imposición y nunca podrán cumplirlo cabalmente" - y agregó antes de confundirse con la multitud: "ya vuelvo". Como es lógico y natural, inmediatamente dichas estas palabras, bajaron del Palacio treinta miembros del Consejo en el Exilio a iniciar las tratativas sobre rumores infundados.
Uno de los ancianos que realizaba la vuelta manzana junto con el grupo de "sometibles" manifestó que él había conocido grandes años de entera dependencia, donde ninguna decisión dependía de su voluntad, y en la que podía transcurrir inocentemente echando la culpa de todo a los demás.
Un portavoz (efectivamente llevaba una cajita de donde salía una voz anónima e impersonal, que acompañaba con sus gestos) señaló que eran mayoría y que por lo tanto debían ser atendidos, incluso si la atención los perjudicara. Que en tanto mayoría tenían derecho a ser lo que quisieran, incluso ir en contra de su propia voluntad.
Alguien con un modestísimo bigote señaló los inconvenientes de la falta de sometimiento a la que estaban relegados e hizo hincapié sobre la imposibilidad de cohonestar deseo y deber.
Finalmente, una señora bajo un sombrero enorme lloraba arrepentida de haberlo comprado tan grande, que la incapacitaba para ver por encima de sus narices.
Nuevamente se unieron todos, exaltados, bajo el grito común de "¡queremos someternos!", grito que les era devuelto por el eco del hall central del Palacio, que para entonces ya se había abierto de par en par.
Una comunicación anónima, entonces, se dejó caer en forma de servilleta sobre el mosaico de la entrada principal. Lo recogieron, llamaron a silencio y dieron atenta lectura de él. Decía: "Ya estáis sometidos por el tiempo. Cada uno de vuestros sueños es definitivo".
Indignados, enardecidos, se agolparon en el interior del recinto, siguiendo las flechas inscriptas en sus paredes, e incorporándose por el Pasillo Principal hasta el Gran Salón de Deliberaciones.
A la puerta del salón, hallaron otra nota con la inscripción: "Estamos volviendo", colgada del picaporte. No les importó. Abrieron.
"Ah, volvieron..." - se escuchó decir a un señor, apoyado en su escoba, con la mirada fija en el piso. Y agregó, tirando la escoba y escapándose por una ventana: "Ya era hora. Gracias por dejarme salir."

martes, 18 de octubre de 2011

PLAN DE EVACUACIÓN

Plan de Evacuación

Dada la particular política geográfíca de Rosagrís, una de las ocupaciones del Comité de Despedida es la de elaborar los sucesivos planes de evacuación que permitan a sus moradores la huida más digna y rápida posible de sus instalaciones.
Repasamos aquí algunas de las instrucciones publicadas en los mencionados planes de evacuación:
* Las evacuaciones se prepararán con un mes de antelación al evento imponderable. Se enviarán las invitaciones correspondientes y se indicará el tipo de gala a utilizar de acuerdo al lugar y al momento del día o de la noche.
* Quien vaya más adelantado pasará la bandera de Rosagrís hacia atrás, de mano en mano, a fin de que llegue al último de todos, con la esperanza de que quede finalmente abandonada detrás.
* La marcha debe ser lenta y desordenada, como víctimas de una tranquila desesperación. Cada uno deberá ir olvidando algo que lo ligue a ese territorio.
* Sólo están permitidos los gritos en terceras y quintas justas. El que provoque un intervalo disminuido deberá comenzar de nuevo la evacuación.
* Los gráficos correspondientes a la orientación de las vías de escape deben indicar "usted estuvo aquí", en lugar del habitual "usted está aquí", a fin de transmitir resonancias conmemorativas más que exasperantes u obvias.
* Se encuentra terminantemente prohibido rescatar cualqueir material oficial proveniente o relacionado con el gobierno de Rosagrís.
* El punto de encuentro no debe estar dentro del égido de Rosagrís, sino de manera equidistantemente alejada de sus fronteras.
* Se ejecutará la coreografía correspondiente al tipo de desastre natural o artificial del que se trate. En este sentido, se recomienda no confundir la danza correspondiente a "fuego expansivo" con la de "inundación".
* En caso de duda, nadie deberá quedarse donde está.
* El último en salir alertará del peligro.

martes, 11 de octubre de 2011

Convite.

El último sánguche, la última masita, el último pedazo de pizza frío, son los bocados emblemáticos de Rosagrís. En las comilonas del desprecio, todos esperan. Apenas un gesto tímido que amaga a obtener alguna migaja. Es una calculada ceremonia, una medida circunspección. Casi un deporte de miradas y medio gestos. Amenazas veladas, manos que vienen y van, dedos que se apuntan en velados acercamientos, en inminentes tomaduras, ráfagas rasantes, temblores imperceptibles...
Hasta que en un momento desaparecen los vestigios sobre el plato. Y nadie se atribuye el hecho, pero todos suspiran con alivio: Al fin alguien en un discreto sacrificio se va del lugar con un regusto desagradable en la boca.
Así son los banquetes en Rosagrís.
 

sábado, 8 de octubre de 2011

Celebración

En Rosagrís sólo se permiten los festejos finales. El Comité Organizador de Repudios está organizando el que sería la mayor y más importante celebración del fin del mundo. Con figuras no invitadas, actrices, actores y cantantes que no asistirán y personalidades del mundo de la política y el deporte que no podrán hacerse presentes.
No estarán allí ninguno de los convocados, y por tal motivo es promovido este compromiso mayor por el Parlamento Rosagrís, a fin de desprestigiar sus instituciones, menospreciar su valor y despreciar su convite.
Todos los que falten serán invitados.

sábado, 1 de octubre de 2011

De la instalación de los gobiernos en el exilio

Cuentan que Benalcazar Hernando de Migrán descubrió Rosagrís una noche de tormenta en la que debió atracar junto a sus costas ríspidas y azotadas. Inmediatamente las maldijo y utilizando las sogas de a bordo para asirse junto a sus marineros a los riscos sobresalientes de sus acantilados, observaron cómo el mar se llevaba uno a uno los maderos de su embarcación. Más tarde, acaso al día o al año siguiente (las versiones no coinciden) con la espina de un rosal que crecía en plena roca, se desataron y exploraron sus costas escarpadas.
Muchos eran los navíos que habían encallado allí, que se habían estrellado, hundido o desmantelado. De forma tal que encontraron otras tripulaciones ya instaladas en el lugar, pero todas añorando regresar alguna vez.
Cada uno de los heroicos y esforzados capitanes persistía en su calificación de tales, a pesar de la absoluta destrucción de cada uno de sus navíos. Por lo que con el correr del tiempo, sus marineros los fueron desatendiendo hasta culminar en una formidable ignorancia de sus retahílas, ínfulas y descargas.
Capitanes de barcos hundidos, marineros de naciones a las que no podían regresar, terminaron por odiar la costa a la que habían arribado.
Varias veces prendieron fogatas para aliviar el frío de la noche, cocer alguno de los extraños y olorosos animales que encontraban por allí, o para llamar la atención de alguna embarcación lejana. De forma tal que el rosal se llenó de cenizas, y de este fenómeno se cuenta, nace el nombre de Rosagrís con el que algunos recordarían el lugar.
Como todo lugar virgen, era digno de conquista. Pero los padecimientos y la fiereza de las condiciones a las que se encontraban expuestos, lo hacían inhabitable.
Sin embargo, cuando uno, dos, tres, cientos de ellos, lograron llegar a sus propias naciones, luego de periplos impensados, azarosos e inmensos, llevaron la memoria de un lugar salvaje, repleto de desafíos y aventuras, que los había reconocido a cada uno, dos, tres, cientos de ellos, como su único y verdadero líder.
Así se instalaron los sucesivos, paralelos e incoherentes gobiernos en el exilio de Rosagrís, cuyas disposiciones, descripciones y apotegmas inútilmente se querrán compatibilizar. Y que hoy constituyen una de las fuentes más antiguas de su legislación.