Ya que juventud y oficialismo son contradictorios, así como se repelen rebeldía y adoración, revolución y acatamiento.
Si el mejor de los mundos posibles fuera ése en el que nos encontráramos, ¿qué lugar habría para nuestras Utopías?, ¿qué destino para nuestras esperanzas?, ¿qué voces para el deseo?.
Dejemos que nos acompañen, celebremos la compañía que nos acerque al horizonte. Pero la línea del horizonte hay que empujarla. A fuerza del dolor, que inexorablemente continúa; y a fuerza de la alegría, que porfiada y persistentemente avanza.