Orígen de Rosagrís

Revise todos los manuales, diccionarios enciclopédicos y atlas mundiales. No hallará ninguna bandera nacional que entre sus colores ostente ni el rosa ni el gris.

De tal forma, que decidimos confeccionar la bandera Rosagrís, que por otra parte posee el orgullo de ser al mismo tiempo la primera bandera doble faz. De una cara es rosa (el palito o “asta” a la izquierda) y de la otra es gris (el palito o “asta” a la derecha).

Esta bandera es a partir de entonces, la bandera de Rosagris: La Nación que faltaba. Y de hecho, en caracteres dorados, entre una y otra faz, reza: “The country that was needed” en el latín moderno norteamericano).

Esta Nación no posee territorio, ni gobierno ni población. Se trata de una anarquía constitutiva e irrenunciable.

Sin embargo, tiene objetores.

Me explico: Nadie, ni usted, ni su perro ni su locomotor sienten ningún tipo de orgullo por no ser naturales de Suavilandia, Brancosia, Trebuma o Karetchu. En cambio, existimos personas verdadera y fervientemente orgullosas de no ser ciudadanos de Rosagrís. Precisamente estas personas objetoras de su carácter de ciudadanas de Rosagrís, son las únicas de las cuales puede predicarse su carácter de “rosagrises”. De allí que el padre fundador de esta Nación sea el mismísimo Hegel (véase La Lógica).

Rosagrís también posee un héroe nacional: El falso general Trapisondae, quien dirigía un ejército inexistente, con el cual no libró ninguna batalla, en cada una de las cuales no resultó jamás vencedor, pero de cuyas preparaciones hay abundante material estratégico. Posee asimismo un padre espiritual, el falso hermano Lacimo, absoluto no creyente, del que se cuenta que no redactó jamás el sincretismo racionalista que se le arroga, ni indicó en momento alguno no ser quien decía ser, a pesar de lo cual existen numerosas versiones de lo uno y de lo otro.

¿Quiere usted también objetar su ciudadanía?. Sea un objetor más de Rosagrís, un país que sólo posee relaciones internacionales, incluso entre sus propios nacionales, e incluso respecto de cada nacional consigo mismo.

De allí que posea también su goleador: Alexander Barujamen, guardabarreras del equipo, quien equivocó los asaltos y su ubicación en la cancha, así como el juego al que se estaba jugando en el momento en que dejó pasar las pelotas por entre sus manos.

Entregaremos pasaportes a todo aquel que proteste su ciudadanía en el atrio.

martes, 18 de marzo de 2014

Ver sin ser visto.
Tres divertimentos de espionaje

Raúl Ceruti


I
Bordan Nugris, el hombre del desierto, el que habitaba en medio de la huida, no veía signos en el agua, sino el agua, por lo que no tenía sed. No veía signos en el cielo, sino el cielo, por lo que no tenía distancia. No veía signos en los pasos, sino pasos, por lo que no tenía dirección. Se recogía en el silencio de las raíces, pero no tenía arraigo. No veía signos en su voz o en su conciencia, por lo que no tenía un yo, sino una lejana transparencia.

Quienes hablaban con él se convertían en él, con el paso de  los recuerdos.


II
Zurgan Damn, el hombre de los truenos, no podía ocultar su vozarrón, ni su camino, ni siquiera su mirada. Cuando aparecía en el horizonte, una descarga de rayos lo anunciaba.
Podía mantener solamente los secretos más sutiles, los que apenas si vibraban en el rocío de la noche.


III
Dogarni Kniéster sabía dónde el enemigo escondía todos sus planes. Pero sabía que si los revelaba, los cambiarían. De allí que ocultara y hasta deformara sus descubrimientos. Parvsim Lorvenov, el espía en jefe del ejército rival se dio cuenta de la maniobra, y lo denunció ante sus propios generales. A fin de acusarlo, debió echar mano de los verdaderos planes, aquellos que nunca jamás se ejecutarían. Por lo que Kniéster continuó en su puesto de espía principal y maestro ocultador.

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